Ley seca y carril bici

 

Uno ha estado en la Semana Santa de Sevilla y se sorprende porque el Ayuntamiento hispalense acuerde que para la madrugada del Jueves Santo, se imponga la ley seca. Esa corporación está preocupada por el bienestar de los ciudadanos, presuntamente para que no se fomentan aglomeraciones ni escenas que algún novelista o cineasta han imaginado.

Esa sociedad bienpensante sevillana, capitaneada por los munícipes, maneja valores de intervención cívica que empiezan a extenderse como una mancha sórdida de aceite por todo el país. En este nuevo despotismo ilustrado, tal vez un poquito menos que eso, el gobernante del turno está preocupado por decir qué debe, qué puede, o cómo debe vivir el ciudadano. Todo por su salud y felicidad, que ya sabe lo que conviene a ese ignaro votante. Uf, por favor, no fumen ni al aire libre.

Y en estas, que se lo cuenten al Alcalde de la capital del reino, José Luis Martínez-Almeida, que se envolvió en la bandera de la movilidad para llegar al Palacio de Cibeles, y pasados unos años más tarde, va lentamente olvidándose de aquello que prometió. La memoria es muy frágil, pero todavía puede encontrarse en Internet el programa electoral con el que concurrió el regidor gatuno a las elecciones.

Decía que iba acabar con Madrid Central, e incluso que iba a suprimir aquellos carriles-bici evidentemente peligrosos. Todo el mundo pensaba, quizá ni él ni sus amanuenses del programa, en el complicado tramo de los bulevares madrileños, como el de Marqués de Urquijo, de manera significativa. Han pasado años, aquello se olvidó, de Madrid central ni hablemos, y lejos de suprimir, vamos tirando líneas azules, el color importará como el tamaño, para ir ampliando la movilidad ciclista en detrimento del vehículo. Por cierto, en el horteramente denominado Eje Castellana, carril y medio. Todos pagan los mismos impuestos, todos tienen derecho desde el profesional, el repartidor o el simple ciudadano que tiene que hacer una gestión para moverse por una ciudad hoy convertida en un paisaje monocolor. Da igual quién gobierne, todo gira para nuestra salud, sobre el pedaleo y el ecologismo de salón.

A este paso, en las próximas elecciones municipales iremos al bar. Eso sí, en bici. Mientras no declaren, claro está, la ley seca.

 

Comentarios