Sostiene Rodrigo Varona, una de las mentes más preclaras de la gastronomía nacional, que hay que embridar a los cocineros para que su talento no se enturbie por la gestión. Y dando muchos tumbos, a veces buscando las novedades capitalinas sin ton ni son, reconforta sentarse con el propio Rodrigo a comer en Casa Orellana Chamartín. En esa zona de nadie que hay al final de la calle Serrano y que aglutina público burgués, y busca lugares de confort para los estómagos incluso para los estados de ánimo, hay una casa de comidas que tiene todas las herramientas de felicidad. Donde un cocinero está libre y chisposo. El grupo El Escondite lleva las riendas del negocio, y deja que los fuegos solo tengan como ley el punto.
Guillermo Salazar dirige los fogones de esta casa |
La
gastronomía del futuro.
En
Casa Orellana Chamartín hay además mucho y buen vino por copa. Hay una alianza secreta con los amigos de Cuenllas, que
invita a lujos, pero también a ese equilibrio raro de buscar las novedades
jerezanas, riojanas o donde toque. Sostiene Rodrigo Varona que el servicio es
discreto, eficaz y algo que no se escribe, y solo se sabe para los que aman
estar como fuera casa en ningún sitio. Sostiene Rodrigo Varona que la
gastronomía del futuro será algo parecido a esta casa. Y otra vez tiene razón.
La dignidad de una casa de comidas.
Dónde Plaza de la República del Ecuador, 2,
Madrid.
Teléfono 917 37 37 36.
Precio medio 35 euros.
casaorellana.com
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