Se
ha presentado estos días el imprescindible vademécum comunicativo de César
Saldaña, «El libro de los vinos de Jerez» (Almuzara). El apasionado y preclaro
presidente del Consejo, describe el complejo mundo de historias viejas con la
palpitante ansia de futuro. Y en el Marco algo se mueve, pues hay ejemplares para todos los estados de ánimo, sin perder la hondura de
su estirpe.
Así, el fino Dios Baco tiene hechuras de siempre pero con una precisa ligereza
que engancha paladares y actitudes contemporáneas. Este
generoso es muy limpio, agradable, brillante y apto para todos los públicos.
Chispeante y con el reposo necesario para nuevas sensibilidades. O cuando un
vino ya no necesita la seca estampa de un sombrero de ala ancha, y conecta con
la guayabera y la gastronomía que viaja.
Se enclava la historia de la bodega en el siglo XIX, y fue
adquirida por José Páez Morilla hace tres décadas. Es notable en la casa el mantenimiento de soleras antiguas, con la
transparencia y facilidad de este fino ideal para el trago de todo momento. Con
una copa de Dios Baco miramos a la eterna Roma desde Jerez.
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